Por entonces surgió en Estados Unidos un estilo más sencillo promovido por figuras como la actriz Audrey Hepburn o la primera dama Jacqueline Bouvier Kennedy. Y termina sosteniendo que todas las luchas populares del mundo deberían unirse: «Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica». En el atuendo femenino apareció el corsé, que ceñía la cintura, así como un tipo de enaguas con aros llamado verdugado, del que existían varios tipos: el español estaba formado por unas enaguas armadas con ballenas, que se acampanaba hacia abajo; el francés o «de rueda» tenía forma de rueda en la cintura, sudadera barcelona desde donde caía verticalmente hacia abajo; el italiano se levantaba por detrás con un cojín.