Los colores en boga eran los neutros, como crema, oro, mostaza, verde salvia y tonos apagados de rojo y azul; estuvo especialmente de moda la combinación verde-amarillo, conocida como greenery yallery. En esta década la alta costura vivió una cierta regeneración, gracias al trabajo de diseñadores como Emanuel Ungaro, Karl Lagerfeld y Christian Lacroix. Así, en los años 1920 se impuso una estética andrógina de formas planas y rectilíneas, con vestidos cortos de cortes rectos, con cierta inspiración en el cubismo y el art déco, los estilos artísticos del momento.