Lo español resultaba pintoresco, como se aprecia en la literatura de Byron, Gautier o Victor Hugo, y se llegó incluso a resucitar vestigios de la moda española del siglo XVI como la lechuguilla, si bien una variante más modesta. En esa línea, en los primeros años del nuevo siglo se vio una tendencia creciente al empleo cada vez más de equipos y diseñadores anónimos por las grandes marcas. Los faraones llevaban un tocado llamado pshent, formado por la corona blanca del Alto Egipto (hedjet) y la corona roja del Bajo Egipto (desheret).