Allí conocieron a Ricardo Rojo, que luego integraría un grupo de viajeros argentinos que se iría ampliando. En el peinado, la duquesa de Fontanges inició una moda de complejas construcciones basadas en un soporte de alambre llamado commode sobre el que se enrollaba el pelo, adornado con lazos de cinta, llamado fontange. Salieron el 7 de julio de 1953, desde Buenos Aires en tren hacia Bolivia. Las mujeres se cubrían con estolas y se maquillaban profusamente: se empolvaban de blanco cara, cuello y hombros, se afeitaban las cejas para dibujarlas artificialmente y se aplicaban lunares y coloretes en las mejillas.