El que las ordena y pule, «yo», no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Ante palabras femeninas que empiezan con a- o ha- tónicas: el agua, el hada, un águila, pero: las aguas, las hadas, unas águilas. Este vagar sin rumbo por nuestra «Mayúscula América» me ha cambiado más de…