En este terreno incursionaron marcas como Burberry, Chloé o Céline, o diseñadores como Stella McCartney, Isabel Marant, Victoria Beckham o Phoebe Philo. Pese a todo, la influencia de los grandes diseñadores entró en cierto declive, un hecho que se puso de manifiesto con el despido de John Galliano de la firma Dior en 2011 por unas declaraciones segregacionistas; algunos analistas vieron en ello el fin de la era dorada del modista.