En cambio, el traje femenino se complicó, especialmente las faldas, que adquirieron un gran volumen gracias a la adición de un armazón de alambre llamado guardainfantes. El traje masculino habitual era jubón, ropilla, calzones y herreruelo. Entre los años 1980 y 1990 se desarrolló la cultura hip-hop, que como otros fenómenos musicales tuvo su traslación al mundo de la moda, en una nueva línea que fue denominada «estilo urbano». Sin embargo, Felipe IV impulsó un retorno a la sobriedad, que estipuló en sus Capítulos de Reformación, publicados en 1623, donde, entre otras medidas, prohibía los cuellos tipo gorguera, sustituidos por la «valona», un cuello de lienzo apoyado sobre una armadura de cartón llamada «golilla».