En Argentina, a comienzos de siglo la alta costura se importaba de Europa, en establecimientos como Casa Henriette, que pusieron al alcance de la población las principales novedades de la época. Debido a la crisis económica iniciada con el crack de 1929, hubo una reacción inversa hacia el escapismo, la huida de la realidad, que se tradujo en una preferencia por la fantasía que derivó en la nostalgia por el pasado y en las tendencias románticas.