Las agujas permitían coser pieles unas con otras y confeccionar prendas con formas adaptadas al cuerpo. Las blusas y las enaguas eran de encaje, elaboradas con profusión de adornos. La historia de la indumentaria comienza con la aparición del Homo sapiens, que en principio se cubrió de pieles de los animales que cazaba. Tras cazar al animal y procurarse su piel, se encontraba con dos problemas fundamentales: hacerla flexible, ya que al secarse la piel se endurece; y darle forma, chaqueta del barcelona para adaptarla a los movimientos del cuerpo.