La indumentaria otomana indicaba el rango social: por lo general eran prendas largas, de hechuras sencillas, que destacaban por sus telas lujosas, dispuestas generalmente en varias capas para remarcar su vistosidad. En el Imperio otomano, la expansión territorial y el comercio proporcionaron una gran riqueza, que se reflejó en el vestir. Su principal prenda era el caftán, una túnica abierta larga hasta los tobillos, generalmente de seda, con predominancia de colores rojo, azul y verde.